¡Hola! Hoy es viernes y aunque aún tengo algunas entradas de retos y desafíos pendientes de subir, hoy quiero cambiar la entrada por algo diferente para que no se cansen ni se aburran con el mismo estilo de entradas, así que hoy les quiero contar con qué libro inicié el año y la razón por la cual lo elegí (creo que si han leído algunas entradas anteriores podrán adivinarla fácilmente). Sin más preámbulos, el libro es:
El tío Petros y la conjetura de Goldbach
Apartado de la vida social y familiar, el anciano tío Petros tiene dos aficiones: la jardinería y el ajedrez. Un día, por casualidad, su sobrino se entera de que Petros fue un niño prodigio de las matemáticas y un eminente profesor e investigador de esta disciplina en universidades alemanas y británicas. El lector descubrirá que durante años Petros Papachristos dedicó su vida a intentar resolver la conjetura de Goldbach, un problema en apariencia sencillo pero que durante dos siglos nadie ha conseguido dilucidar. En esta novela, las matemáticas se convierten en símbolo de la lucha del ser humano por arrojar luz sobre los enigmas que lo rodean y conquistar lo imposible.
Bueno, la razón por la que elegí leerlo es porque quiero que mi tesis de la maestría sea sobre la enseñanza de las matemáticas con el apoyo de la literatura. Creo firmemente que matemáticas es un lenguaje que si no dominas, no logras entender ni hacerte entender y de ahí empiezan las dificultades. Es el tercer libro que leo con esta finalidad. Y.... Bueno, luego les contaré mi opinión. Pero no, no me parece aburrido para nada.
Y ustedes, ¿lo conocen?, ¿lo leerían?
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